Apreciados
Camaradas:
Saludo
esta noche la presencia de todos ustedes aquí.
Sé que somos pocos... pero no me cabe la menor duda que somos la mejor
gente en muchos... cientos... de kilómetros a la redonda.
Saludamos
la presencia aquí de nuestra querida camarada y amiga Laura, quien gentilmente
se vino con nosotros a Chile, hace unos meses, a ayudarnos a formar nuestra
comunidad. En ella, saludamos la nobleza
y el coraje de todos nuestros camaradas europeos que en distintos lugares y
diversas latitudes de la Antiqva Terra, también hoy, se han reunido en homenaje
del hombre que sólo hace dos años partió.
Saludo
también aquí con nosotros la presencia de don Miguel esta noche con nosotros.
Ya nos comentó hace un rato atrás, antes de subir, que de esta forma
revivíamos, un poco, las glorias de la noche de antaño... esas que
homenajeáramos también ayer, privadamente; y hoy con una canción en nuestras
labios y el perenne fuego de nuestras antorchas...
Saludamos
también la presencia de nuestro apreciado camarada Gastón Mirar y la de sus
camaradas argentinos que junto a él nos acompañan esta noche. También ellos, en estas lejanas tierras
australes del otro polo, trabajan como nosotros en pos del sacro ideal.
Por
último, no quisiera dejar de saludar también aquí la presencia, esta noche,
entre nosotros, de nuestro apreciado camarada de años, mi amigo Rolando
Araneda, y a través de él, la presencia masiva de sus muchachos, todos ellos
espartanos, qué duda cabe, del grupos Kosmos.
Kosmos es una palabra en clus para decir Orden, Armonía, Justicia de las
Jerarquías, autoridad...
Um
Gottes Willen, wir brauchen sie heute diese Worte!
Por
todos ellos alzamos nuestra diestra, en señal de respeto y admiración...
El
año pasado nos reunimos por primera vez en una colina de los pirineos para
conmemorar un año de la partida del mejor de nosotros, el Camarada Hess.
Hoy
lo hacemos acá por primera vez en Chile.
Los
que han leído mi columna en la Cumbre del Águila saben de sobra la enorme
fascinación que ejerció este hombre en mí desde que tuve la maravillosa
oportunidad de verle, y estrechar su mano, en 1939, poco antes de la
guerra. Yo entonces tenía doce años,
pero jamás olvidé ese momento... lo grabé con fuego en mi memoria.
Fue
durante una visita a Wiesbaden. Mi tía
Bertha y yo nos hallábamos allí por asuntos de familia. Teníamos residencia temporal en Erfurt, desde
1937. Y la coincidente presencia del
Ministro sin cartera en Hesse, la ciudad, ya nos había puesto en la alerta y
decidimos ir a verle. Fue un momento
fugaz, en medio de la algarabía y la multitud.
La estatura de ese hombre, su siempre posición erguida, era realmente imponente
e impresionante. Pero, entonces, no fue
eso lo que más me llamó la atención; o, para expresarme de un modo esotérico,
no fue eso lo que me comunicó su esencia.
Él estuvo allí, esa tarde de Julio, bajo ése inclemente sol abrasador,
repartiendo abrazos, apretones de mano, cariños y miradas furtivas... pero
¿estuvo él realmente allí?
Lo
mismo que el Führer, Hess es uno de los pocos, quizá uno de los únicos, de
quienes se puede decir que estar frente a él dejaba la sensación de estar
frente a alguien que no era de este mundo, que era del otro mundo.
Yo
apenas tenía doce años cuando le vi; y es esta sensación la que con mayor
fuerza se grabó en mí. Hess, el
verdadero Hess, no estaba del todo allí.
Esto
no es desvariar, ni es estar loco.
He
leído, hace poco, las actas del proceso seguido contra Hess en Nüremberg. La cantidad de afirmaciones que sus
perseguidores y acusadores hacen en este sentido, verdaderamente,
sorprende. Y eso que se trata de
afirmaciones hechas por individuos de probada reputación racional.
¿Quién
era verdaderamente Rudolf Hess?
Voy
a decir aquí algunas cosas que quizá les sorprenderán. A algunos mucho más que a otros. Aunque los hay, entre ustedes, quienes ya lo
saben, y si no, lo intuyen.
Rudolf
Hess nació en Alejandría, la mítica ciudad de Alejandro, el Grande. En 1914 se alistó en el 7º Batallón de
artillería bávaro y obtuvo la Cruz de Hierro por sus heridas en combate.
También fue herido en combate cuando participó en la lucha contra la fugaz
República Soviética de Baviera, instalada en su patria, en 1919. Todo ello revela que Hess no era sólo un
hombre de ideas, de conocimientos esotéricos, un mago y alquimista afín a la
astrología y a la numerología. Hess era
también un hombre de acción; un guerrero, un ksatriya... un hombre de honor de
esos que no temen a la muerte.
En
1920 se une al NSDAP, tras un furtivo encuentro con su führer. De él dirá ese día: "he conocido al
hombre que salvará a Alemania". ¿Y
es que acaso Hess esperaba a ese hombre?
Y si lo esperaba ¿por qué lo esperaba? ¿De dónde le vino la certeza que
vendría?
Esa
certeza le vino a Hess de su formación esotérica en la Sociedad Thule, filial
bávara de la Germanen Orden. Y esos
predicamentos eran moneda corriente allí, desde que la Germanen Orden tomara
contacto con las órdenes esotéricas ligadas a la Tragula Aurea, en una de cuyas
filiales había sido iniciado Rudolf von Sebotendorf; y, también, el viejo
maestro del führer, Dietrich Eckart (1).
Hitler
no perteneció a Thule, pero fue bendecido -esto es INICIADO, consagrado- por
Rudolf Hess allí, a modo de blindaje para la magna y titánica obra que le
esperaba liderar.
Fue
durante el solsticio del verano de 1920.
Muy pocos conocen estos hechos.
El enemigo ha buscado trivializarlos.
Rudolf Hess, asistido por su maestra María Orsitsch, posó su espada
milenaria sobre el hombro izquierdo del führer y le consagró de este modo como
Señor Soberano de Satvis Kugard en
este mundo y para este orden de cosas.
El Satvis Kugard, era el Oculus Tauris romano, el Omma Boos de los griegos, la nakshatra
hindú... y éste no era otro sitio, otro lugar, más que la estrella que el
maestro, nuestro maestro desconocido llamara, en sus Nupcias de Tesalónica,
como la estrella de Arkhanen, con la que estamos emparentados, ora por Sangre,
ora por Espíritu.
Que
Rudolf Hess consagrara al Führer como Señor Soberano de Satvis Kugard, siendo
él mismo un señor de esos dominios, revela, para quien está en posesión de
conocimientos herméticos, cuál era la esencia de estos dos personajes... no muy
distinta a la esencia transfigurada del viejo maestro Eckart, quien preparó al
fuhrer para algo más que la pura oratoria.
Cuando
Adolf Hitler fue consagrado por Rudolf Hess como señor de Aldebarán nombre
árabe con el que se ha popularizado, en estos días de decadencia, la vieja
Arkhanen, Satvis Kugard, él fue comisionado como su lugarteniente, para la
protección del führer -protección esotérica, se entiende- y como custodio de su
pueblo y de su raza.
Por
eso, fue él uno de los primeros en saber de la Flasche-Verschwörung o FV, clave
con la que en esos días se habló de los actos perpetrados por los trece rabinos
judíos reunidos secretamente en la Behrenstraβe de Berlín, a una pocas cuadras
de la Puerta de Brandenburgo. Fue eso, y
no otro asunto, lo que motivó su viaje sorpresivo e intempestivo a Escocia.
Cuando
Rudolf Hess buscó contactar al duque de Hamilton lo hizo en la calidad que éste
ostentaba de miembro de la Golden Dawn, filial británica de la Germanen Orden
(2). Y lo hizo, porque según sus
conocimientos, para desbaratar el Flasche-Verschwörung, que los rabinos judíos
habían puesto en marcha en la propia capital del Reich, se precisaba de un
lugar en Bretaña, y de unos magos como los de la Golden Dawn.
La
operación no tuvo éxito. Eso, todos lo
sabemos. Y a partir de entonces el Reich
comenzó a declinar inexorablemente.
Rudolf
Hess fue recluido en la Torre de Londres.
Y luego en la prisión de Spandau.
Pero durante los años que estuvo en Londres, se aplicó a profundizar la
dimensión operativa de los conocimientos que un día le fueran revelados,
mientras formó parte de la Thule Gesellschaft.
Hay
algo que revelaré aquí y que muy pocos saben.
Hace poco se publicó un libro en inglés cuyo autor hace una revelación
extrañísima(3). Afirma allí haber
atendido a Rudolf Hess mientras éste se hallaba cautivo en Spandau. El autor de este libro es médico. Dice que, tras tomarle una radiografía de
pulmón, notó que la cicatriz que allí debía existir, producto de una herida de
bala recibida durante la primera guerra mundial, y que mantuvo a Hess en una
condición gravísima, había desaparecido.
Lo curioso es que las huellas de heridas de ese tipo, sobre todo en un
pulmón, no desaparecen.
¿Cómo
pudo desaparecer ésta?
Lo
hizo de manera mágica, alquímica, natural.
Lo hizo aplicando los principios de la medicina germánica, la medicina
aria; la misma que cultivara Johannes Trithemius, Michael Maier, Ulrich von der
Vogelweide... y tantos otros antes que él. El poder que Hess cultivó esos años
de reclusión no fue otro que el poder de la transmutación de los elementos, que
permite mutar la enfermedad en salud, y recuperar (hacer renacer) los órganos
así dañados. Pero lo hizo a base de recuperar su memoria esencial, lo que
implicó perder su memoria trivial.
En
los juicios de Nuremberg Hess hizo una afirmación que nadie allí pudo entender
debidamente, pues era una sentencia que sólo podría haber comprendido un
iniciado.
"Jetzt
wird mein Erinnerung verfügbar sein, um die Außenwelt" (Desde ahora mi
memoria volverá a estar disponible para el Mundo Externo)
Era
la memoria exterior, la memoria trivial, la que volvía a hacerse presente, tras
un largo período de introspección... en el que Rudolf Hess mantuvo comunicación
con Satvis Kugard, y sólo su cuerpo
siguió vegetando en este mundo.
En
los Juicios llevados a cabo en Nüremberg muchas son las referencias que hablan
de Rudolf Hess en estado de trance, exaltación extática, incluso, mientras
estaba físicamente en el banquillo de los acusados. Sus verdugos pensaban que estaba loco, o que
fingía estar loco; o, en el mejor de los casos, que se inducía a propósito el
trance, a objeto de escapar a esa dura realidad.
Pero
la verdad es que Rudolf Hess, tras una práctica prolongada, había logrado abrir
su Oculus Tauris; y desarrollar el
iniciático poder de la trasfiguración alquímica. ¿Qué podía importarle entonces lo que le
hicieran los hombres de este mundo? Tras
esa práctica prolongada, a Hess le fue muy difícil mantener el sentido de esta
realidad. Por eso le vemos en Nüremberg
más allá que acá.
Eso,
y únicamente eso, le dio la fuerza para espetar a sus verdugos, quienes a
cambio de pública retractación, le ofrecían la libertad, esa celebre sentencia
que hoy homenajeamos también: Meine Ehre ist wichtiger als meine Freiheit (Mi
honor importa más que mi libertad.)
Y es
con estas palabras, precisamente, que quisiera homenajeáramos hoy la memoria de
este insigne camarada nuestro.
Meine
Ehre ist wichtiger als meine Freiheit.
Mi honor importa más que mi libertad.
Apreciados
Camaradas, alcemos nuestra diestra esta noche por Rudolf Hess
HRH
HH
DISCURSO
PRONUNCIADO POR CARLOS MANUEL NEJAS, BALDUR AGRIPPA, GRAN MAESTRE DE LA NOVA
ORDIS GOTHORVM, FUNDADOR EN CHILE DE LA NEEG AL GOTHIEN, PRIMERA ORDEN
HOLZWEGIANA DE LATINOAMERICA, EL 28 DE AGOSTO DE 1989.
(1)
Hacia 1912 la Germanen Orden comenzó a incorporar paulatinamente las ideas de
Vogelweide, gracias a la inclusión en ella de personajes como Tarnhari y Von
Sebotendorf -el primero, uno de los discípulos directos de Vogelweide; el
segundo, iniciado en la misma Orden de Vogelweide, la Tragula Aurea.
(2)
Si bien la Golden Dawn fue fundada en 1888, desde sus inicios fue concebida
como una filial inglesa de una antiquisima orden alemana, primera reconocida como
Die Goldene Dämmerung, pero que era, en
verdad, la antigua orden de los Teutones o Germanen Orden.
(3)
Esta historia también ha sido recogida por Miguel Serrano en el libro
"Maya, la realidad es una ilusión".
Aunque la interpretación que da don Miguel Serrano a estos hechos es
distinta a la planteada aquí por Agrippa.
Don Miguel Serrano plantea en ese texto la hipótesis del
"doble" de Rudolf Hess, basado en los informes de este médico y otras
noticias que le llegaron a propósito de Martin Bormann.