martes, 12 de abril de 2005

Baldur Agripa a RH


Apreciados Camaradas:

Saludo esta noche la presencia de todos ustedes aquí.  Sé que somos pocos... pero no me cabe la menor duda que somos la mejor gente en muchos... cientos... de kilómetros a la redonda.

Saludamos la presencia aquí de nuestra querida camarada y amiga Laura, quien gentilmente se vino con nosotros a Chile, hace unos meses, a ayudarnos a formar nuestra comunidad.  En ella, saludamos la nobleza y el coraje de todos nuestros camaradas europeos que en distintos lugares y diversas latitudes de la Antiqva Terra, también hoy, se han reunido en homenaje del hombre que sólo hace dos años partió.

Saludo también aquí con nosotros la presencia de don Miguel esta noche con nosotros. Ya nos comentó hace un rato atrás, antes de subir, que de esta forma revivíamos, un poco, las glorias de la noche de antaño... esas que homenajeáramos también ayer, privadamente; y hoy con una canción en nuestras labios y el perenne fuego de nuestras antorchas...

Saludamos también la presencia de nuestro apreciado camarada Gastón Mirar y la de sus camaradas argentinos que junto a él nos acompañan esta noche.  También ellos, en estas lejanas tierras australes del otro polo, trabajan como nosotros en pos del sacro ideal.

Por último, no quisiera dejar de saludar también aquí la presencia, esta noche, entre nosotros, de nuestro apreciado camarada de años, mi amigo Rolando Araneda, y a través de él, la presencia masiva de sus muchachos, todos ellos espartanos, qué duda cabe, del grupos Kosmos.  Kosmos es una palabra en clus para decir Orden, Armonía, Justicia de las Jerarquías, autoridad...

Um Gottes Willen, wir brauchen sie heute diese Worte!

Por todos ellos alzamos nuestra diestra, en señal de respeto y admiración...

El año pasado nos reunimos por primera vez en una colina de los pirineos para conmemorar un año de la partida del mejor de nosotros, el Camarada Hess.

Hoy lo hacemos acá por primera vez en Chile.

Los que han leído mi columna en la Cumbre del Águila saben de sobra la enorme fascinación que ejerció este hombre en mí desde que tuve la maravillosa oportunidad de verle, y estrechar su mano, en 1939, poco antes de la guerra.  Yo entonces tenía doce años, pero jamás olvidé ese momento... lo grabé con fuego en mi memoria.   

Fue durante una visita a Wiesbaden.  Mi tía Bertha y yo nos hallábamos allí por asuntos de familia.  Teníamos residencia temporal en Erfurt, desde 1937.  Y la coincidente presencia del Ministro sin cartera en Hesse, la ciudad, ya nos había puesto en la alerta y decidimos ir a verle.  Fue un momento fugaz, en medio de la algarabía y la multitud.  La estatura de ese hombre, su siempre posición erguida, era realmente imponente e impresionante.  Pero, entonces, no fue eso lo que más me llamó la atención; o, para expresarme de un modo esotérico, no fue eso lo que me comunicó su esencia.   Él estuvo allí, esa tarde de Julio, bajo ése inclemente sol abrasador, repartiendo abrazos, apretones de mano, cariños y miradas furtivas... pero ¿estuvo él realmente allí?

Lo mismo que el Führer, Hess es uno de los pocos, quizá uno de los únicos, de quienes se puede decir que estar frente a él dejaba la sensación de estar frente a alguien que no era de este mundo, que era del otro mundo.

Yo apenas tenía doce años cuando le vi; y es esta sensación la que con mayor fuerza se grabó en mí.  Hess, el verdadero Hess, no estaba del todo allí.

Esto no es desvariar, ni es estar loco.

He leído, hace poco, las actas del proceso seguido contra Hess en Nüremberg.  La cantidad de afirmaciones que sus perseguidores y acusadores hacen en este sentido, verdaderamente, sorprende.  Y eso que se trata de afirmaciones hechas por individuos de probada reputación racional.

¿Quién era verdaderamente Rudolf Hess?

Voy a decir aquí algunas cosas que quizá les sorprenderán.  A algunos mucho más que a otros.  Aunque los hay, entre ustedes, quienes ya lo saben, y si no, lo intuyen.

Rudolf Hess nació en Alejandría, la mítica ciudad de Alejandro, el Grande.  En 1914 se alistó en el 7º Batallón de artillería bávaro y obtuvo la Cruz de Hierro por sus heridas en combate. También fue herido en combate cuando participó en la lucha contra la fugaz República Soviética de Baviera, instalada en su patria, en 1919.  Todo ello revela que Hess no era sólo un hombre de ideas, de conocimientos esotéricos, un mago y alquimista afín a la astrología y a la numerología.  Hess era también un hombre de acción; un guerrero, un ksatriya... un hombre de honor de esos que no temen a la muerte.

En 1920 se une al NSDAP, tras un furtivo encuentro con su führer.  De él dirá ese día: "he conocido al hombre que salvará a Alemania".  ¿Y es que acaso Hess esperaba a ese hombre?  Y si lo esperaba ¿por qué lo esperaba? ¿De dónde le vino la certeza que vendría?

Esa certeza le vino a Hess de su formación esotérica en la Sociedad Thule, filial bávara de la Germanen Orden.  Y esos predicamentos eran moneda corriente allí, desde que la Germanen Orden tomara contacto con las órdenes esotéricas ligadas a la Tragula Aurea, en una de cuyas filiales había sido iniciado Rudolf von Sebotendorf; y, también, el viejo maestro del führer, Dietrich Eckart (1).

Hitler no perteneció a Thule, pero fue bendecido -esto es INICIADO, consagrado- por Rudolf Hess allí, a modo de blindaje para la magna y titánica obra que le esperaba liderar.

Fue durante el solsticio del verano de 1920.  Muy pocos conocen estos hechos.  El enemigo ha buscado trivializarlos.  Rudolf Hess, asistido por su maestra María Orsitsch, posó su espada milenaria sobre el hombro izquierdo del führer y le consagró de este modo como Señor Soberano de Satvis Kugard en este mundo y para este orden de cosas.

El Satvis Kugard, era el Oculus Tauris romano, el Omma Boos de los griegos, la nakshatra hindú... y éste no era otro sitio, otro lugar, más que la estrella que el maestro, nuestro maestro desconocido llamara, en sus Nupcias de Tesalónica, como la estrella de Arkhanen, con la que estamos emparentados, ora por Sangre, ora por Espíritu.

Que Rudolf Hess consagrara al Führer como Señor Soberano de Satvis Kugard, siendo él mismo un señor de esos dominios, revela, para quien está en posesión de conocimientos herméticos, cuál era la esencia de estos dos personajes... no muy distinta a la esencia transfigurada del viejo maestro Eckart, quien preparó al fuhrer para algo más que la pura oratoria.

Cuando Adolf Hitler fue consagrado por Rudolf Hess como señor de Aldebarán nombre árabe con el que se ha popularizado, en estos días de decadencia, la vieja Arkhanen, Satvis Kugard, él fue comisionado como su lugarteniente, para la protección del führer -protección esotérica, se entiende- y como custodio de su pueblo y de su raza.

Por eso, fue él uno de los primeros en saber de la Flasche-Verschwörung o FV, clave con la que en esos días se habló de los actos perpetrados por los trece rabinos judíos reunidos secretamente en la Behrenstraβe de Berlín, a una pocas cuadras de la Puerta de Brandenburgo.  Fue eso, y no otro asunto, lo que motivó su viaje sorpresivo e intempestivo a Escocia.

Cuando Rudolf Hess buscó contactar al duque de Hamilton lo hizo en la calidad que éste ostentaba de miembro de la Golden Dawn, filial británica de la Germanen Orden (2).  Y lo hizo, porque según sus conocimientos, para desbaratar el Flasche-Verschwörung, que los rabinos judíos habían puesto en marcha en la propia capital del Reich, se precisaba de un lugar en Bretaña, y de unos magos como los de la Golden Dawn.

La operación no tuvo éxito.  Eso, todos lo sabemos.  Y a partir de entonces el Reich comenzó a declinar inexorablemente.

Rudolf Hess fue recluido en la Torre de Londres.  Y luego en la prisión de Spandau.  Pero durante los años que estuvo en Londres, se aplicó a profundizar la dimensión operativa de los conocimientos que un día le fueran revelados, mientras formó parte de la Thule Gesellschaft.

Hay algo que revelaré aquí y que muy pocos saben.  Hace poco se publicó un libro en inglés cuyo autor hace una revelación extrañísima(3).  Afirma allí haber atendido a Rudolf Hess mientras éste se hallaba cautivo en Spandau.  El autor de este libro es médico.  Dice que, tras tomarle una radiografía de pulmón, notó que la cicatriz que allí debía existir, producto de una herida de bala recibida durante la primera guerra mundial, y que mantuvo a Hess en una condición gravísima, había desaparecido.  Lo curioso es que las huellas de heridas de ese tipo, sobre todo en un pulmón, no desaparecen. 

¿Cómo pudo desaparecer ésta?

Lo hizo de manera mágica, alquímica, natural.  Lo hizo aplicando los principios de la medicina germánica, la medicina aria; la misma que cultivara Johannes Trithemius, Michael Maier, Ulrich von der Vogelweide... y tantos otros antes que él. El poder que Hess cultivó esos años de reclusión no fue otro que el poder de la transmutación de los elementos, que permite mutar la enfermedad en salud, y recuperar (hacer renacer) los órganos así dañados. Pero lo hizo a base de recuperar su memoria esencial, lo que implicó perder su memoria trivial.

En los juicios de Nuremberg Hess hizo una afirmación que nadie allí pudo entender debidamente, pues era una sentencia que sólo podría haber comprendido un iniciado.

"Jetzt wird mein Erinnerung verfügbar sein, um die Außenwelt" (Desde ahora mi memoria volverá a estar disponible para el Mundo Externo)

Era la memoria exterior, la memoria trivial, la que volvía a hacerse presente, tras un largo período de introspección... en el que Rudolf Hess mantuvo comunicación con Satvis Kugard, y sólo su cuerpo siguió vegetando en este mundo.

En los Juicios llevados a cabo en Nüremberg muchas son las referencias que hablan de Rudolf Hess en estado de trance, exaltación extática, incluso, mientras estaba físicamente en el banquillo de los acusados.  Sus verdugos pensaban que estaba loco, o que fingía estar loco; o, en el mejor de los casos, que se inducía a propósito el trance, a objeto de escapar a esa dura realidad.

Pero la verdad es que Rudolf Hess, tras una práctica prolongada, había logrado abrir su Oculus Tauris; y desarrollar el iniciático poder de la trasfiguración alquímica.  ¿Qué podía importarle entonces lo que le hicieran los hombres de este mundo?  Tras esa práctica prolongada, a Hess le fue muy difícil mantener el sentido de esta realidad.  Por eso le vemos en Nüremberg más allá que acá.

Eso, y únicamente eso, le dio la fuerza para espetar a sus verdugos, quienes a cambio de pública retractación, le ofrecían la libertad, esa celebre sentencia que hoy homenajeamos también: Meine Ehre ist wichtiger als meine Freiheit (Mi honor importa más que mi libertad.)

Y es con estas palabras, precisamente, que quisiera homenajeáramos hoy la memoria de este insigne camarada nuestro.

Meine Ehre ist wichtiger als meine Freiheit.  Mi honor importa más que mi libertad.

Apreciados Camaradas, alcemos nuestra diestra esta noche por Rudolf Hess

HRH

HH


DISCURSO PRONUNCIADO POR CARLOS MANUEL NEJAS, BALDUR AGRIPPA, GRAN MAESTRE DE LA NOVA ORDIS GOTHORVM, FUNDADOR EN CHILE DE LA NEEG AL GOTHIEN, PRIMERA ORDEN HOLZWEGIANA DE LATINOAMERICA, EL 28 DE AGOSTO DE 1989.


(1) Hacia 1912 la Germanen Orden comenzó a incorporar paulatinamente las ideas de Vogelweide, gracias a la inclusión en ella de personajes como Tarnhari y Von Sebotendorf -el primero, uno de los discípulos directos de Vogelweide; el segundo, iniciado en la misma Orden de Vogelweide, la Tragula Aurea.

(2) Si bien la Golden Dawn fue fundada en 1888, desde sus inicios fue concebida como una filial inglesa de una antiquisima orden alemana, primera reconocida como Die Goldene Dämmerung, pero que era, en verdad, la antigua orden de los Teutones o Germanen Orden.

(3) Esta historia también ha sido recogida por Miguel Serrano en el libro "Maya, la realidad es una ilusión".  Aunque la interpretación que da don Miguel Serrano a estos hechos es distinta a la planteada aquí por Agrippa.  Don Miguel Serrano plantea en ese texto la hipótesis del "doble" de Rudolf Hess, basado en los informes de este médico y otras noticias que le llegaron a propósito de Martin Bormann.