martes, 16 de agosto de 2005

Irminsul (IV)

Nuestro mundo fue creado en cooperación entre esa tres proto-fuerzas. Entre Múspellheimr (las estrellas) y Niflheimr (la materia congelada en el espacio) allí donde estaba el Gínnungagap (el vacío). El universo estaba descansado. Estaba inactivo. Y ese era un estado de balance completo.

El universo despertó después de ese descanso de Freyr. La fuerza de Óðinn arrojó nuevamente la masa a todas las direcciones. Las estrellas comenzaron a derretir la materia congelada en el espacio cuando se encontraron unas con otras, en el Gínungagap; en el vacío.

En Múspellheimr, estaba el divino pecho, la explosión que da la nueva vida al universo. En Niflheimr, descansó del pensamiento divino, congelado. El hielo se derritió y se volvió a activar nuevamente.

En el Ragnarök, las fuerzas contrarias se cancelaron unas a otras hasta que una sola fuerza quedó posicionada. Desde entonces la tracción gravitacional es constante, mientras la explosión únicamente se alteró por un tiempo limitado, la gravedad siempre ha de vencer. Siempre, después de un periodo de tiempo, la masa será forzada a unirse nuevamente.

La señal de eso es la preparación de los dioses para el Ragnarök. Óðinn se esforzó por ganar la batalla, incluso aunque supiese que siempre perdería al final. Él siempre ha de morir, no importa cuánta fuerza coloque en su explosión – porque la gravedad es constante, mientras su propio poder, después de algún tiempo, cese de funcionar. Eso, es lo que entonces llega, la destrucción del Jotun de nuestro mundo. Es destruido en ese momento cuando los planetas y las estrellas son forzados otra vez a juntarse en un punto. El cielo se desploma.

Pero los humanos todavía han de retornar. Por Líf (la fuerza dela vida) y Lífϸrasi (la voluntad de vivir) ocultos en la arboleda de Hoddmímis. Allí, ellos se alimentaran del rocío de la mañana. Cuando el universo nuevamente explote, el hielo se derretirá y la fuerza de la vida se activará una vez más. El Ragnarök no puede destruir ese tesoro de la memoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario