El
pilar, el cual es entonces, localizado entre los dos; entre el martillo
de Þórr y el ojo de Óðinn, es el asiento del caudillo. La tarea del
caudillo es dirigir los ritos, en el santuario (Véi). Eso hace
que mantenga el balance del reino. Él desea la lluvia de Þórr, el cual
cae debido a la tracción de la gravedad, pero él también desea que los
rayos de Óðinn brillen en los campos. Él desea la paz, pero también la
guerra. Él desea salud, pero no demasiada – pues eso sólo lleva al
declive. Él desea balance. La razón para la negativa en su
reino es la de incrementar las posibilidades de lo positivo al hacer su
trabajo. Él dirige la tribu al progreso.
Ese
balance de Freyr no es constante. Constantemente se adelanta y se
atrasa. Eso es el sol y la lluvia, la guerra y la paz, el invierno y
el verano, la mujer y el hombre, trabajo y descanso, fortuna e
infortunio. Juntas, las manos de Tuisto trabajan como la fuerza
creativa y la progresiva, lo cual llamamos aquí en Escandinavia como Élivágr.
Ese es el movimiento constante del universo del mar; las olas undulan
atrás y adelante. Ese es el ritmo del pulmón del universo.
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